OPINIÓN: Por primera vez, un banco grande hace un mea culpa por los errores en la crisis subprime

19-10-2010 - UBS ENCARGÓ UNA INVESTIGACIÓN Y UNA EXHAUSTIVA AUDITORÍA
 
La tradicional entidad suiza contrató a dos especialistas independientes para dar a conocer las causas de sus cuantiosas pérdidas entre 2007 y 2009 que casi provocan su quiebra. Pero se abstuvo de iniciar acciones legales contra sus más antiguos directivos, responsables de la debacle

A dos años de la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, que marcó el pico de la crisis hipotecaria subprime y que dejó a muchos de sus competidores al borde del precipicio, parece que llega la hora de “lavar los pecados” financieros. El primero en anotarse en este nuevo ejercicio de arrepentimiento público ha sido el gigante Unión de Bancos Suizos (UBS), la entidad financiera que sufrió la mayor pérdida durante la crisis (u$s 52.000 millones), publicando la semana pasada un informe destinado a sus accionistas (pero que se puede consultar en Internet) sobre los errores cometidos durante esos años.

“Transparency report to the shareholders of UBS AG” es el nombre del informe que se complementa con una auditoría encargada a dos especialistas independientes, Peter Forstmoser, profesor de Derecho, y Tobias Straumann, especialista de Historia Económica, ambos de la Universidad de Zurich. El informe fue exigido por el Parlamento suizo en mayo pasado, ya que fue el Estado el que evitó in extremis la quiebra de la mayor entidad helvética, capitalizándola a costa de la ira de los contribuyentes.

“La falta sistemática de planificación respecto de la estrategia de crecimiento del banco contribuyó de manera significativa a generar las grandes pérdidas sufridas por la entidad”, afirma el informe, que pone el foco en la política (equivocada) de generar mayores ganancias sin medir suficientemente los riesgos que esto provocaba. La mayor responsable de esta debacle es la estrategia de invertir fuertemente en instrumentos financieros subprime, lo que en su momento se consideró una genialidad para maximizar las ganancias.

La causa de esta fallida estrategia debería buscarse también, según el informe, en la falta de preparación e idoneidad de los analistas involucrados, en la ilusión que representaban las subprimes y el mercado inmobiliario de EE.UU. (ahora se sabe que muchos no entendían bien cómo se armaban los paquetes de hipotecas, que tenían una calificación AAA pero que incluían créditos de baja calidad) y en un sistema de remuneraciones que a la larga potenciaba las pérdidas, porque para mejorar sus bonus anuales, los ejecutivos maximizaban las ganancias de corto plazo a cualquier precio, incrementando la exposición al riesgo de las entidades.

Incluso esta estrategia de inversión en productos subprime y este afán por alcanzar la mayor ganancia a toda costa fue, de acuerdo con los especialistas, la causa del colapso que sufrió en 2009 el sistema financiero suizo, obligado a levantar el secreto bancario frente a la presión de las autoridades de EE.UU. y de la Unión Europea. “No se realizó un análisis completo y continuo del perfil de riesgo que estuviera en conformidad con las regulaciones de EE.UU. en materia de administración de fortunas”, agrega el informe, mostrando uno de los mayores errores estratégicos en los que incurrió el UBS, al asesorar a grandes inversores estadounidenses sobre la mejor manera de evadir impuestos en su país de origen. Cuando la Justicia de EE.UU. tomó conocimiento del asunto, presionó al banco y al gobierno suizos hasta obtener un levantamiento del secreto bancario y la entrega de una lista con 4.500 clientes estadounidenses del UBS sospechados de evasión fiscal. Y una vez que se abrió esta brecha en el secreto bancario suizo, la UE hizo lo mismo y puso en grave peligro uno de los pilares del éxito del sistema financiero helvético, generando una crisis que afectó profundamente al país y de la que todavía no se conoce cuál será su costo final.

Una de cal y una de arena

A raíz de los enormes contratiempos surgidos y de la pérdida de credibilidad del UBS, los parlamentarios suizos exigieron que fuera realizado este ejercicio de transparencia, inédito hasta ahora entre los grandes bancos internacionales. El gesto del UBS fue muy comentado en estos últimos días, algo que contrasta bastante con la tradicional política de opacidad que caracteriza al sistema financiero. Incluso sin ir más lejos, este año se tuvo conocimiento de que el banco Goldman Sachs habría asesorado al gobierno griego a maquillar su cuantiosa deuda y sus déficits fiscales, lo que para muchos es una señal de que las cosas no habrían cambiado demasiado en el sistema financiero después de la crisis subprime.

Pero este saludable ejercicio de blanqueo llevado adelante por el UBS podría terminar echándose por la borda a raíz de la muy criticada decisión del banco de no iniciar acciones legales contra sus antiguos directivos, considerados como los principales responsables del colapso. Kaspar Villiger, actual presidente del UBS, justificó la decisión en que el costo de una demanda sería mayor que el beneficio que se podría alcanzar; además pondría a la entidad en la tapa de los diarios, siendo una muy mala publicidad durante el tiempo que durara el juicio. Por otra parte, Villiger sostuvo que iniciar acciones contra los antiguos responsables, desde el ex presidente Marcel Ospel hacia abajo, también podría ser considerado por la Justicia estadounidense como un reconocimiento de culpabilidad por parte del banco, lo que generaría nuevos juicios en EE.UU., después de lo que costó calmar las aguas en ese país. Sin embargo, para muchos legisladores suizos, la señal que está dando el banco es que el mea culpa realizado sería más una operación de cosmética que otra cosa y que las viejas prácticas siguen su curso, en momentos en que los bonus vuelven a registrar niveles récord. 
 
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