OPINION: Bancos: ¿Demasiado grandes para ser privados?


29-9-2010 - David Mermelstein, economista de la consultora Econviews analiza uno de los puntos más discutidos de uno de los proyectos sobre entidades financieras

Uno de los proyectos de modificación de la ley de entidades financieras incluye un artículo que limita el tamaño de las carteras de crédito al sector privado así como el stock de depósitos del sector privado que las entidades privadas pueden mantener.

En ambos casos, el límite se propone se fije en el 8% del total del mercado.

Si bien no se hace explícita la razón de esa limitación -y mucho menos cómo se determina ese 8%-, es útil explorar los posibles argumentos que motivarían el artículo propuesto, así como sus eventuales consecuencias, más allá de que por el momento el límite afectaría muy levemente a apenas uno o dos bancos privados.

Un primer argumento que podría esgrimirse a favor de esta limitación es la búsqueda de limitar riesgos sistémicos, asumiendo que entidades demasiado grandes resultarían más peligrosas ya que al entrar en problemas podrían acarrear un efecto contagio demasiado grande hacia el resto del sistema, y la amenaza de un potencial costo fiscal de salvataje demasiado alto.

Sin embargo, en este punto lo primero a notar es un sesgo a favor de las entidades públicas y en contra de las privadas, ya que sólo se pone un límite al tamaño de éstas últimas.

Si bien las causas y eventos que pueden gatillar problemas en unas y otras son diferentes, no es para nada claro que una entidad pública genere menores amenazas sistémicas en caso de problemas.

Muy lejos de restarle importancia a la problemática del “too big to fail” y las cuestiones de riesgo sistémico y de riesgo moral vinculadas, que presuntamente podrían estar motivando el artículo propuesto en el proyecto de ley, hay que subrayar sin embargo, que la experiencia indica que incluso entidades bien pequeñas pueden motivar contagios y riesgos sistémicos.

¿O acaso se puede suponer que un banco con un market share apenas por debajo del propuesto 8%, por decir algo, 7,5%, no acarrearía riesgos sistémicos?

Evidentemente fijar un límite de esta naturaleza no parece un método muy efectivo para limitar esos riesgos. Por el contrario, una mayor y mejor regulación prudencial para todos los bancos, independientemente de su dimensión, sería un camino más efectivo.

Además establecer esos límites tampoco sería un mecanismo a favor de la eficiencia. Fijar un techo al tamaño de los bancos privados genera desincentivos a la inversión e innovación en el sistema, y evita potenciales ganancias derivadas de economías de escala y alcance.

El tamaño del sistema bancario argentino, y de los bancos individuales en particular –incluso los más grandes- es demasiado pequeño.
Fijar límites sobre las porciones de una torta tan pequeña significaría condenarnos a seguir teniendo bancos operando a escalas muy ineficientes, lo cual se traduce, por ejemplo, en mayores niveles de comisiones y costos para todos los usuarios.

Esta afirmación no implica desconocer que la escala a la que actualmente operan la mayor parte de los bancos privados es subóptima, pero claramente la dirección deseable es apuntar a que esta situación se corrija en el tiempo y no a que se perpetúe.

También podría especularse con que el objetivo del artículo propuesto es evitar situaciones de concentración y monopolios. Sin embargo, esto correspondería a la órbita de defensa de la competencia y no a un artículo general de la ley que regula a la totalidad de entidades financieras.

De todos modos, conviene decir que el sistema bancario argentino presenta niveles de concentración muy bajos en términos relativos, tanto en comparación con países desarrollados como con países emergentes.
Por ejemplo, utilizando un indicador de concentración que mide el porcentaje de los activos totales del sistema en manos de los 3 bancos más grandes, se puede apreciar que el mismo asciende al 78% en promedio para países desarrollados, mientras que para países de ingreso medio, el grupo de referencia para Argentina, alcanza el 69% y viene subiendo.

Muy por debajo de esos valores, a junio de este año, los primeros 3 bancos privados argentinos por activos (Santander Río, Macro y Galicia) detentaban 34% del total de activos de bancos privados.

Si se considera también a la banca pública, los 3 bancos más grandes del sistema por activos (Banco Nación, Banco de la Provincia de Buenos Aires, y el Santander Río) reúnen el 42% del total de activos los bancarios.

En rigor, una concentración bancaria demasiado baja tampoco es necesariamente lo más deseable desde el punto de vista social. En el mundo, especialmente en el caso de los países desarrollados, la tendencia es hacia la consolidación desde hace ya varios años.

La evidencia empírica muestra que los países con mayor profundidad crediticia, medida por el ratio de crédito al sector privado sobre PBI, muestran niveles de concentración bancaria mayores.

También se aprecia que, en términos generales, la presencia de bancos más grandes está asociada con mayores niveles de eficiencia, reflejada en menores gastos de administración relativos y, lo que es más importante aún, con menores márgenes por intereses.

Analizando cómo se posiciona nuestro sistema bancario en relación a todos esos indicadores, vemos que es uno de los menos concentrados pero que al mismo tiempo, además de ser uno de los que menos crédito genera, muestra uno de los más altos gastos de administración relativos, al igual que lo que ocurre con los spreads por intereses.

Todo ello indica que, sin perjuicio de las atribuciones de una sana política de defensa de la competencia, más grande no parece significar peor en cuanto a tamaño de bancos. Por el contrario, muchos países con bancos relativamente grandes tienen mucho más crédito e intermediación financiera que nosotros, y a menor costo.

Así, todo parece indicar que limitar la participación de los bancos privados en el sistema no es una buena alternativa para el caso argentino, especialmente cuando la torta de recursos financieros por intermediar es por el momento tan pequeña… a no ser que el argumento sea simplemente “too big to be private” (demasiado grande para ser privado).

http://economia.iprofesional.com