Se viene La Krieger Vasena


“Hasta hace pocos años éramos lo joven, lo nuevo, lo moderno, lo más in de lo in. Y ahora nos están pasando el trapo en Facebook y en Twitter. ¿Me querés explicar qué pasa, Jaime?”, le imploró Mauri Papu Macri.
El súper asesor, que está preparado para, en cualquier momento, cuando le prometan un poco de tarasca, pasa a jugar en las filas del proyecto nacional y popular, se paró, enchufó su I Pod al proyector, abrió el power point que tenía preparado, y le empezó a explicar: “Sabés qué pasa, que te dormiste mucho, chabón. Estos tipos están multiplicando agrupaciones de La Cámpora como si fueran canchas de paddle en los 90. En esquina que te parás, te aparece un grupito nuevo. Son la moda del momento, las pibas van porque hay pibes, y los pibes van porque dicen que están las minas más buenas. Y encima a vos el año pasado se te ocurrió andar peleando con los estudiantes de la secundaria. Qué querés que te diga, Papu, estoy con vos porque sos el que mejor me paga”.
“Ah, entonces tenemos que armar algo nosotros, una agrupación parecida”, reflexionó Mauri con perspicacia.
“Busquemos algún nombre bien copado, que contagie a los pibes, algo bien representativo de lo que queremos”, siguió el jefecito de gobierno.
Desde el fondo, y con el blackberry en la mano, el Licenciado Bengala Negra, su ministro de Espacios Aéreos y Afines, sacudió: “Ya lo tengo: La Krieger Vasena. Te va? Tiene doble apellidos, se llamaba Adalbert, da bien british, vamos a reventar de militancia los colegios privados de Belgrano. Y hasta podemos poner un pie en San Isidro”.
Macri le devolvió: “Sos un maestro Bengala, pero quién es?”.
Bengala respondió: “Pregúntale a tu viejo, que te va a saber responder. Fue un genio, ministro de Economía de Aramburu y Onganía. Fue un pionero. Suspendió los aumentos salariales por dos años, reventó las economías regionales, provocó el Cordobazo. Además devaluó el peso un 40 por ciento en el 66, y con eso le tiramos un guiño al Cabezón”.
Con los ojos azules brillosos de la emoción, Papu le agradeció a Bengala con un chupón en la pelada. Y, sin querer, se olvidó el bigote postizo en la azotea de su ministro.